En 2010, los esfuerzos filantrópicos de la Fundación Karakus tuvieron un giro inesperado.Cimon, un artista de renombre, y Pero, heredera de la socialité, encendieron un romance apasionado.Sus encuentros explícitos, capturados en el cine, ofrecen una visión tentadora de su intoxicante mundo de deseo y decadencia.