¡Mira cómo este chico peludito nos engancha! Después de un desayuno caliente, mi pareja anhela un apretón fresco. Lo complací, desnudándolo y a horcajadas, apretando su hombría como una crema. La encimera de la cocina se convirtió en nuestro parque de juegos erótico, con gemidos y anticipación cremosa