El prisionero 333 sucumbe al fetiche médico, atado y vulnerable. La enfermera fetichista ofrece terapia electromagnética, lo que enciende el placer del dolor. La tentadora corriente de la varita violeta aumenta la anticipación, mientras que un examen estéril profundiza el deseo. Una mezcla surrealista de BDSM y fetiche medicinal.